viernes, 22 de noviembre de 2013

Poemas prestados #45

Muchas gracias a todos los que nos han enviado sus poemas con las palabras prestadas por la periodista Cristina Hermoso de Mendoza. Te animamos a que sigas participando en la cuadragésima sexta edición que empieza el viernes 22 de noviembre del año 2013.

Premio al mejor poema seleccionado por la editorial Cuadernos del Vigía. Enhorabuena a Carmen Lafuente quién recibirá un libro de la editorial.






A continuación publicamos los poemas escritos a partir de las palabras prestadas:
carta, estación, azul, detalle y abuela.



❆ ❆ ❆



LA CARTA

La abuela toma el tren en la estación.
Vuelan las cartas sobre un cielo azul.
Es un todo detalle amar sin recibir nada.


Mario de Castro Garza
Madrid, España


❆ ❆ ❆



Memoria histórica

A menudo me acuerdo de mi abuela
de sus ojos azules y sus manos suaves.
Recuerdo el sabor anisado de sus rosquillas,
y el blanco de su pelo.
Detalles insignificantes que cobran vida

Mi memoria viaja lentamente
por estaciones de tren abandonadas,
en espera de que llegue aquella carta
y saber donde encontrar al fin su cuerpo.


Lola Álvarez Feito
Madrid, España

midulcerutina.blogspot.com


❆ ❆ ❆




A una mujer en la última estación de su vida.

Cualquier estación del año… es buena,
cualquier carta que llega a nuestras manos,
cualquier azul que nada en la corriente
que desata recuerdos del pasado.

Un detalle que el alma resuena,
los ojos ocultos de los arcanos
que a su nieta una abuela se arrepiente,
de mujer a mujer, un sueño ajado.

Traspasar a la joven una herida,
alterar su sonrisa con un daño:
cuchillo que su joven sangre oxida.

No le des, abuela, tu desengaño,
que viva alegre, tu nieta, su vida
que es de oro, no la tuya que es de estaño.
 
Campo Hermoso
Madrid, España


❆ ❆ ❆



La carta

La niña interrumpe el juego
observa con detalle a su abuela
que al ritmo de la mecedora
entorna los párpados
hasta caer en un profundo sueño.
Es la hora de la siesta, la del tren correo.
Se asoma a la ventana.
Sus ojos se enredan en el humo que
asciende en espiral hacia el azul.
Será por fin la carta.
Sale a la calle del pueblo.
A la carrera se dirige a la estación.


Carmen Lafuente
Madrid, España


❆ ❆ ❆



Desde la abuela hasta la tumba

Deambulo irónicamente como a quien el horizonte
ha hecho una promesa que jamás será pagada,
logro interpretar y transcribir las líneas de mi vida
en minúsculas cartas de pobre caligrafía que no envío.

Poseo de vos y de todos los conjuntos de detalles
que me llevan al entretenido lugar de paz mental;
algunas palabras en moratorias reflexivas conjuntas
donde gozo algo más que el hacer acalorado del correr.

¡Vida! te sueño entre las manos, mi vista está puesta
simultáneamente como reloj análogo y digital,
así la dualidad del estar quieto y respirar
no me ata al azul de tus mirada en las tardes que añoro.

Paso de largo por callejuelas húmedas y resquebrajadas
cerca de la estación que cuenta menos inviernos que los míos,
para determinar que te vengo huyendo amiga mía
desde el día que abrí el cofre de recuerdos de la abuela
y propuse posponer y pasar el tiempo de vida
hasta que el epitafio sea realmente el que quiero.


Julián Osorio
Medellín, Colombia

www.inksidepoesia.com


❆ ❆ ❆



Diario de una enfermera auxiliar

En los resultados de los análisis de sangre
veo la muerte de mi abuela.
Es el detalle que mi estómago no supo devolverme.
En una estación abandonada
con cadáveres, donantes de espinas,
me visto de azul amnesia.
Y la noche se come la primera palabra
de una carta impersonal,
escrita con tubos de oxígeno
y párpados que se bajarán por la mañana,
antes que el sol se refleje en mis plaquetas,
antes que todo sea la esclerótica de un ojo.


Patricia Úbeda Sánchez
Almería, España

persefonemaldita.blogspot.com


❆ ❆ ❆



En la Estación

En la Estación
esperaba tu llegada
con un sobre
de manila
tu carta
llego
con escarcha
azul celeste y
tu detalle
ilumino
mi cielo
expresando
la soledad
que impera en tu Navidad
porque te acuerdas
de tu dulce y
adorada abuela
que con su mano
te dejo lista tu mesa
con abundante
frutas
tu mantel tenia
aroma de canela.


Martha del Pilar
Italia


❆ ❆ ❆



¡PIDE UN DESEO!

En la estación de las estaciones,
esa blanca que pinta de azul
arco iris la aurora boreal, que
inunda de detalles y copos
nuestra vida diaria, cotidiana.

Esa en la que la abuela
cuenta historias fantásticas
al calor del fuego y crepitan
las llamas, que quieren más.

Esa en que los unicornios
vienen a tu puerta, en trote
sencillo, como danzarín a
recoger la carta de tu deseo...
¡Sueña! todos los años, se cumple.




❆ ❆ ❆



La ventana escucha el silencio,
el humo azulado del cigarro dibuja palabras,
sigue lloviendo, (no nieva)
me agacho,
le pongo los calcetines,
de lana
estoy helada, hace frío
Lo de ahora ya no es frío, (dice)
me cuenta al detalle su juventud,
antes, nevaba hasta el mes de mayo
el invierno era,
esa estación arropada
de amigos, de familia,
de jugar a las cartas en tardes interminables
sin ordenador, sin tele,
donde daba tiempo a todo
Mi abuelo me enseñó
a silbar con los dedos,
a disfrutar del silencio,
a soplar un diente de león
inventando una historia

Me enseñó
sencillamente,
a querer ser feliz.


Maribel Moratilla
Zaragoza, España


❆ ❆ ❆



CONSECUENCIA

Las respuestas no llegaban
y todo era tropezar con aristas
de una realidad agrietada y devastadora.
Como en un remake, el pájaro azul
regresaba a lomos de la incertidumbre,
para anidar en la estación donde solo hay vías muertas.
La neblina, nos hizo perder detalle
y de todas las visiones, hubo una ráfaga de luz
con la figura de la abuela que vestía negro riguroso,
avanzando despacio sin mirar atrás.
Al despertar, en el suelo encontré una carta;
franqueada en un tiempo despojado y carente de memoria.


Nicolás Corraliza.
Cáceres, España

nicolascorraliza.blogspot.com


❆ ❆ ❆



El suburbano

Seis de la mañana en la línea azul
atento a cada movimiento, a cada detalle,
pero vencido por el sueño de los días,
una y otra estación, se suceden entre el sopor.

Abre y cierra puertas, como se cierra la ilusión,
de quien escribe y no recibe cartas de amor.
Me levanto para ceder el asiento a la abuela,
que cada día acompaña a ese niño de la estación.

Una y otra estación se suceden en la línea azul,
y como la niña de aquel cuento, de lindos detalles,
que a su abuela acompañó, paso el tiempo leyendo
cartas y letras pegadas en el vagón.


Ángel Ruiz-Moyano de la Torre
Ciudad Real, España


❆ ❆ ❆



El detalle de nuestras vidas se perdió en algún lugar infinito

La estación del estío cubrió de hojas nuestro sueño dormido
El azul de tus ojos tiñó las gotas de lluvia de nuestro cielo amigo
La abuela de dulces bucles sonrió al infinito de nuestro encuentro
La carta de palabras nunca dichas llegó a nuestro lecho infinito
El detalle de tu rostro besó mi almohada de silencios bruñido.

La estación de la flor preñó de luz nuestro despertar risueño
El azul del mar mojó de espuma nuestro amor niño
La abuela de cabello nevado derramó nuestro gozo único
La carta de palabras ya dichas amuralló nuestros segundos
El detalle de tu rostro cinceló nuestro delirar profundo

La estación del hielo heló nuestro hogar herido
El azul del cielo borró tus huellas del camino aturdido
La abuela de manos regordetas olvidó su tierno arrullo
La carta de palabras que nunca hubiera querido leer hizo su camino
El detalle de nuestras vidas se perdió en algún lugar infinito


Lola Camarena Alonso
Madrid, España


❆ ❆ ❆



La abuela ya no sabe quién es
ni le interesa
no recuerda sus oraciones
no distingue las estaciones
ni el sueño de la vigilia
La abuela ya no recibe cartas
ni tampoco muchos detalles
acaso alguna palabra náufraga
alcanza a llegar a su orilla
Entonces, de sus ojos azules
a veces se escapa una lágrima


Xisca Minart,
Palma de Mallorca, España


❆ ❆ ❆



Dos estaciones

Estación invernal:
Partidas de cartas,
naipes usados
para los abuelos.

Estación veraniega:
Limpio cielo azul,
detalles en el pelo
para las debutantes.


Julio Alcalá Neches
Castellón, España

julitoches.blogspot.com


❆ ❆ ❆



Me crucé con su mirada infinita
 
Hoy he soñado
que mis pasos,
descalzos de pesadas sombras,
atravesaban el lánguido otoño
para acariciar
una estación no inventada.

Caminé de puntillas,
pues perder detalle no quise
de tan extraña convocatoria.

<<Te encontraré>>. Rezaba la leyenda
escrita bajo la ancha boca 
de un singular buzón alado
que pareciera darme la bienvenida,
y que de amables y tímidas maneras
susurrante me dijo:
<<Cierra los ojos,
respira muy despacio
y entrega tu carta>>.

<<Soy un soñador,
pero buzón encantado
no me des alas
si volar yo no puedo>>. Contesté
con aturdida emoción.

El buzón animado pirueteó
cual avezado gimnasta,
y en un efímero pestañeo
transformó el cielo azul
del joven día de mi soñar,
en la noche silente y callada,
silente y callada como mi hablar.

Mis labios se me sellaron
al adivinar a lo lejos
el fulgurante paso
de una estrella fugaz, 
que humanizada,
hacia mi quietud llegaba.

<<Es ella, mi carta, mi abuela>>.
Me dije a mí mismo
en sorda y absorta voz.

Me crucé con su mirada infinita,
y su reconocible rostro
de brillantes ojos negros
detenido por un instante
en el rastro estelar
y envuelto
entre cortinas de agitados vientos
me reveló con rotundidad:
<<En esta estación
sólo se permanece
cuando dejas de soñar,
sueña corazón>>.



David Rojas
Córdoba, España


❆ ❆ ❆



El invierno de Andersen

(…las cerillas brillaban tan radiantes que hubo más claridad que a la luz del día. Nunca su abuela había sido tan hermosa, tan grande. Levantó a la niña en sus brazos y, en su luz, felices, volaron alto, muy alto…” Hans C. Andersen.-La pequeña cerillera)

Hace algunos años escribí un cuento
de esos suaves, amables y azules -pero
con monstruos, miedos y peligros- para mi hija.

Se llamaba “Ventanas en el aire” y hablaba de libros
y de niños que todos conocemos –o deberíamos conocer-:
era como una carta de amor, un manifiesto
que empezaba con una niña llamada Ángela
sentada en el borde de su cama.

A partir de ahí, con todo detalle, iba reconociendo
en el entorno de su cuarto, el barrio, el colegio, las terrazas de casa
-como si fueran estaciones de paso- a institutrices voladoras,
niños magos con una cicatriz en la frente,
niños que leían en un desván, anárquicas niñas pelirrojas con coletas,
niñas que -como sus padres- podían evocar cambios en la realidad
nada más leyendo en voz alta, pequeñas lectoras telekinésicas
o niños voladores obstinados en no crecer.

Mi hija leyó, creció y aquel cuento –como todos- terminó
cuando ella misma, ya sólo con el placer de saber cómo
pudo evitar, la misma noche en que se hizo mayor,
que la abuela de aquella niña cerillera no se la llevara tan pronto.

Pasaron juntas leyendo aquel invierno de Andersen.


Gabriel Merino
Madrid, España


❆ ❆ ❆





« Mi carta, que es feliz, pues va a buscaros,
cuenta os dará de la memoria mía…» R.de Campoamor

Lágrimas de hilo
El poema sacaste
de tu pesar tan hondo
como de una chistera,
el poema de Campoamor
como tu carta postrera.

Los ojos que me miraban
ya no pertenecían al tiempo
azul de trayectos
entre los pardos pasajes
de mi asombro.

Te seguí
en la implacable estación
que te había vestido
enlutada para el recital,
te seguí como a mi abuela
y acuclillada te dejaste
penetrar por la distancia que queda.
La cueva que ibas formando
con tu cuerpo al cantar
te convertía en partera.

Lagrimas de hilo, madre, abuela
lágrimas de hilo, madre querida
tejen el detalle
de nuestra despedida


Paloma Bienert Barberán.
Santander, España


❆ ❆ ❆



ESCRIBO Y ESCRIBO

Escribo y escribo en las sombras de los parques,
en los rincones más secretos, la más triste de mis cartas,
esa que huele a recuerdos entre caricias y nostalgias,
esa que ha llegado al corazón para encontrarme.

Hoy me he sentado en la estación a esperarte,
cansado ya de buscarte entre tanta palabra,
verso tras verso hasta encoger el alma,
hasta soñar con tu presencia y ponerte delante.

Llegan los trenes y me fijo en cualquier detalle
que me hable de lejos, que me mire a la cara,
que me cuente tu historia aún sin decirme nada,
abriendo la herida, cubriéndola de sangre.

Se acerca el día con su azul traje
y ahí sigues paciente sobre tu cama,
con tu sonrisa de dulce y tu aire de dama,
ahí sigues abuela para siempre, constante.


Toni GC
Arucas, Las Palmas de Gran Canaria

caminodelacalva.blogspot.com


❆ ❆ ❆



Confesión

Soy una mujer "hombre"
Vivo para que las cosas sucedan
Escribo cartas a dioses resignados
Pidiéndoles que lleguen antes de que el tiempo acabe.

Soy un tren abandonado en una vieja estación
Acostumbrado a mirar los pasajeros bajar
Ningún detalle revela lo que fui
Una abuela sin nietos ni consuelo.

Solo una fragmento azul me inquieta todavía.


Jana Tziveleki
Atenas, Grecia

buscandolaenie.blogspot.com


❆ ❆ ❆






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